miércoles, 25 de abril de 2007

CARTA INTRANQUILA


Lo que nunca me atrevería
a susurrarte en una habitación
robada a las mentiras, se hace confidencia
en tinta: Perdóname.
Sonrío, es flujo la maldición de tenerte,
una acrobacia más de mi vida.
Habita diagonales tangentes
que me abocan a un delta
de excepcionales celos.
Duerme a la distancia que lucho mía.
En mañanas como ésta
adivino en mi bola triste un gallo
cantando el despertar del domingo.
No cambio un solo punto
del dial que me dedicas:
¡Cuántas canciones perdidas,
tantos días mártires de tu suceso!
Me invento cercanías, recepción
de un hotel que no existe,
un tiempo extraño mezcla
de maletas y melancolía
(nunca viven más que las mariposas)
Es cierta esta noche en que me abraso
aunque sólo fuera cansancio,
brazos lacios bonzos
en mi pesadilla.


JULIO OBESO
 

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