viernes, 27 de febrero de 2009

Víktor Gómez Ferrer (Leer con ojos de poeta)


La complicidad que tengo con Viktor es larga y ya puedo decir que viene de lejos. Hoy publico aquí un comentario que hace en forma de poema ( cambiarlo a prosa es culpa mía), sobre la lectura de otro mío. Sólo agradecer y agradecer: ¿Qué otra cosa se puede hacer con Viktor?


Los vértigos de la sangre en la herida ensanchada, enrojecen la noche: Hervir para sanar, ¿es posible? huesos pulidos acallan al corte con la piedra de afilar, una vida que parece un bosque.Talar la noche, tallar la noche, tachar la noche y sin luz beber el oscuro día.
Acaso este tendón que cuelga escribe renglones de signos indescifrables. Pero hacer nudo con él,ahogar la imposibilidad del salto o la música, eso, amada, jamás.
Si he de morir, sea con un caudal de asedios y fracasos, sea, vida mía, perdiéndome entre tus muslos cerrados.


VIKTOR GÓMEZ FERRER

lunes, 23 de febrero de 2009

Manifiesto desenamorado



Ya no es ojo la añoranza que mira

ni temblor el zumo que te nombra.

Doy en vértigo porque despierto

azotado por la lluvia.

Si hubo calor, sorpresa,

un algo juntos, un poco nuestro,

el hacha terminal cosió la boca

(piel que te sobra

-odio mío-

en este desgaste atroz de la memoria)

Podría pasar de largo,

no llegar nunca sin un manojo

de lápidas;

decir, la ternura que te dobla

no son mis manos y otros son los labios,

pero me mata el ruido

(vengativas colmenas

zumban en el reloj)

Podría manejar a ciegas el laberinto

calcular el rostro

que tendrás al fin del siglo.

Es tan evidente nostalgia de ararte,

de hundir, fecundar:

¡oh, antiguas cosechas!

que proclamo inservible

cuanto nace en la sangre

y no cunde.

Julio Obeso González

 

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