sábado, 1 de marzo de 2008

-XXIV-



Cuanto sabemos de las panteras podría caber en un párpado; sin embargo ellas son milenarias. Llevan la locura en su aliento, se ocultan en la izquierda de las selvas. No son visibles si viajas. Están en tu cuarto, cenan en nuestras casas y escriben perfectamente a máquina. A veces cuando las sombras más densas patrullan el alma, se escuchan sus bronquios húmedos. Son colmillos en la yugular de la esperanza.
Y sí, son noche, pero noche interpretada por saxos acostumbrados, a mujeres de voz rasgada. Si las tienes, lo sabes, dejan huellas.

Julio Obeso González

-LXIX-



“dios no habla por todos” –dijo el maestro
y los niños escribieron en sus hojas:
“...apenas habla”
dijo: “el agua no será siempre
se va gota a gota”
y los niños anotaron:
“...se agota”
cuando entró un viento furioso
que hizo volar las cuartillas
como planos pájaros sorprendidos
las recogieron sin orden
así unas decían:
“Dios se agota”
“El agua no será para todos”
“Dios apenas”
por supuesto vinieron a por el maestro
dos oficiales
el viento no dio la cara
se fue a trastear por la ventana

Julio Obeso González
 

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