lunes, 28 de mayo de 2007

ALUCINACIÓN



Crónica sin límites el deseo,
paso imperceptible
por manantiales pezones
de nieve hervida.
Ahí la boca satisfecha
con dos hilos en descenso,
hilván de la sonrisa.
Chasquido de trece primaveras
cuando más profundo el sueño,
soledad, oídos alerta
al mundo de los pasillos.
Entonces los labios ventrílocuos
pronuncian nombres
sin permiso.
Recíprocos movimientos,
elixir de floresta o cines,
y tantas otras cunetas.
Lenguas rapidísimas tejen
con agujas gástricas
el rictus de lo satisfecho.
Al vuelo de los búhos, en su filo,
los ojos tras lo exterior,
circundantes a la anécdota,
al viento trasteando muslos.
Boquete descerrajado la boca
porque falta el aire.

JULIO OBESO
 

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