miércoles, 26 de marzo de 2008

Aquella mujer





era una mujer -siénteme-
torturada por la invisibilidad
cada mañana desayunaba tinta
comía calamares en tinta
bebía tinto
su rímel llegaba en frascos
de las factorías Mont Blanc o Parker
dejaba al llorar churretes azules
saberse mortal la alteraba
hasta el punto de escribir
/no una lista de la compra
ni otros recordatorios/
garabatea en hojas terribles
-estoy aquí, mil veces, estoy aquí-
la echaron de las iglesias
por su manía de comulgar
con los pechos desnudos
y de los cafés por sus pechos desnudos
y de los cines por sus voces
por la fea costumbre de leer hojas terribles
-estoy aquí, mil voces, estoy aquí-
sólo cuando el obispo juró por dios
/mujer eterna/
desapareció con muerte discreta

Julio Obeso González

-XVII-


no importará la hiedra tan hábilmente

su melena era roja y los domingos

una diadema verde

por eso la mujer cumplía su voto absurdo

y terminó por dejar canas sobre el mármol

apenas visibles:

“aquí yace” etcétera

de tanto doblarse

cayó partida dentro del mismo nicho

nunca más hubo flores ni encontró su sombra

la hiedra salvaje cruza y borra el único nombre

sabe que es mentira.

Julio Obeso González

jueves, 13 de marzo de 2008

Tal vez los trenes sean gratis



algún día o tú o yo no estaremos
algún día nos esparcirán y polen nuestro
se asirá de abejas.....estorninos.....ventarrones
olas...... pecios.....sargazos
bajará la comprensión a besar el trabajo de la muerte
la rabia triste de quien nos ame
por sus bellas conclusiones no será tan distinto:
¿acaso nos darán peor café.....menos hijos?
tal vez los trenes sean gratis
como los huracanes que conocemos o el llanto
tiene que haber músicos escondidos
ojos de profundidad oceánica
caderas.....torsos.....niños fenomenales
y así..........altísimos..... dejaremos afanarse a la nada
con sus manías de montoncitos.....castillos inestables
y su gran asignatura pendiente:
largos surcos de olvido

Julio Obeso González

Agustina Desenamorada



herida por el labio volcánico de la navaja
Agustina muere y le nacen del costado charcos
flores y palabras que silban los pulmones
no es una Agustina del todo
se parece más a un olvido terminal
que a una irrevocable nada
pero sangra leucocitos derrotados
glóbulos blanquísimos y otros pétalos
sobre una carta sin mensaje
¿no se le va la vida?
¡a borbotones desde adentro!
"sin palabras" repiten sus sienes
y todo queda dicho
con el penúltimo latido se mueve
con tinta carmesí decora sus pechos
dibuja un sol alrededor del ombligo
y fuerza la primavera
¿es una Agustina bajo el sol?
¿suficiente esa tibieza?
sí, quizá sólo hasta el próximo amor
o junio

Julio Obeso González

jueves, 6 de marzo de 2008

-LXXVI-



recuerdo que la explosión cosechó muertos enteros
y trocitos de muertos
voces y bocas bien lindas justo al lado de gritos recientes
bajó la bolsa
sobraban muertos por todas las calles
trocitos de muertos por el aire
los diarios compusieron sus ofertas:
“pague dos y llévese tres pague tres y le regalamos un nicho”
“si lo encuentra más muerto –sin sorteos- dos noches en Irak “
había tantos que se pudrieron sin llegar a generar memoria

Julio Obeso González

-LXXVIII-



yo pensaba otorgar la más alta gracia

al bóvido atrapado en su faena

a un perro ojos de un hombre

¿cabe un buitre desinfectando?

qué pobre medalla ante bestias tan leales



Julio Obeso González

lunes, 3 de marzo de 2008

-LXVI-



llamó un poeta romántico
-era pongamos al amanecer-
/lean tarde o noche
los adeptos a esas horas/
....................................
¿qué sabes de Alfonsina
de su melena sonora,
sus pies maldecidos por la tristeza?
....................................
¿nada?
quizá no fuera ese nombre
quédate con el murmullo del pelo
sus huellas melancólicas
..........................................
¿nada?
no tuvo por qué ser ayer
además lloraban bajito
y sus cabellos fácilmente ruiseñores
............................................
¿nada?
colgó con lírico desdén
.............................................
la miro a mi lado
jamás le paso sus llamadas
/conozco bien a esos poetas/

Julio Obeso González

-LXIV-




no es cuestión de marchar lejos; tú por ejemplo, me ahondas desde labios muy cercanos

Julio Obeso González

sábado, 1 de marzo de 2008

-XXIV-



Cuanto sabemos de las panteras podría caber en un párpado; sin embargo ellas son milenarias. Llevan la locura en su aliento, se ocultan en la izquierda de las selvas. No son visibles si viajas. Están en tu cuarto, cenan en nuestras casas y escriben perfectamente a máquina. A veces cuando las sombras más densas patrullan el alma, se escuchan sus bronquios húmedos. Son colmillos en la yugular de la esperanza.
Y sí, son noche, pero noche interpretada por saxos acostumbrados, a mujeres de voz rasgada. Si las tienes, lo sabes, dejan huellas.

Julio Obeso González

-LXIX-



“dios no habla por todos” –dijo el maestro
y los niños escribieron en sus hojas:
“...apenas habla”
dijo: “el agua no será siempre
se va gota a gota”
y los niños anotaron:
“...se agota”
cuando entró un viento furioso
que hizo volar las cuartillas
como planos pájaros sorprendidos
las recogieron sin orden
así unas decían:
“Dios se agota”
“El agua no será para todos”
“Dios apenas”
por supuesto vinieron a por el maestro
dos oficiales
el viento no dio la cara
se fue a trastear por la ventana

Julio Obeso González
 

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