miércoles, 27 de febrero de 2008

CUANDO LOS AMIGOS SE HACEN PALABRA (Comentario de Víctor Gómez Ferrer al poema:" A Mari Carmen"





¿cómo se llega de nuevo al claro del bosque, linde de la carretera?

Uno se despista por una tupida y laberíntica olmeda, respira un mapa de olores extraordinarios e intensos, pinta la zancada imposible de un millón de átomos reunidos bajo el nombre de vagabundo y se sube a unas ramas para divisar entre las bandadas de pájaros asfixiados de nubes estivales y el aire rojizo de la tarde el primer litro de materia eterna. Si, una suerte de espada licuada, voladora, que atraviesa solo a uno de cada setenta mil errabundos soñadores.

¿En que salmo de atardecer perdido oí por primera vez su reinante palabra, ese inabarcable mundo de sugerencias, adivinaciones, sinuosas maravillas y estrambóticos animales?

Era su voz, la del vagabundo extraviado en la belleza sin porqué, una voz que cosía y cosía a la noche una madre de ojos heptasílabos - Mari Carmen González -.

Si quise en algún momento volver al sueño que es lo cotidiano no supe como. Era el laberíntico bosque de su ardor una esfera dentro de otra. Y las moreras transparentes que sostenían ambas trazaban dibujos parecidos al vuelo de las golondrinas. Ahora si, ahora no.

Podría escribir en la seca corteza de un pino meditabundo o en las anchas hojas del avellano. Y escribiría sobre la voz que levantaba mundos, esferas, bosques, presencias. Pero nunca podría sacarlo de su no lugar. Así que me deje llevar por su alquímico alboroto de versos, imágenes, miradas hasta que me diluí con el rocío, ya muy entrada la noche de su canto.


Tu Viktor
 

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