cuando Raquel se levantó
convencida de que el amanecer
sólo sirve para medir los huesos
y se le enturbiaban los costados
con algún maldecir
ocurrió lo extraordinario:
llovieron ranas
todas verdes
.....lustrosas
.....húmedas
a sus pies charquitos crisopacio
y al amainar un coro cantor
la que arribó a sus senos
...................por supuesto
estaba encantada
y la Raquel de mirar la mañana
con otros ojos
liberada del dolor en los flancos
y fuelles esmeralda
pidió:
........"que lluevan vacas"
(pensaba en el hambre de los suyos
en interminables quesos
en botas de caña)
y vacas llovieron
muuuchas como muuurciélagos desmayados
destruyendo el paisaje
los muuuros que Raquel conocía
en el deseo no formuuuló -domésticas-
y muuurió corneada por la más salvaje
que le decía:
¿ves? estas son las verdaderas dimensiones
de tus huesos.
Julio Obeso González
3 comentarios:
No me esperaba yo este trágico final de poema, bueno nunca
llueve a gusto de todos,
por lo demás, una loucura de ranas
me encanta. Siempre tu ingenio,
tu genialidad.
Besos.
Eres un mundo. En tí hay cielos y tierra, mares, pueblos, dialectos, climas.
Y un lenguaje inconfundible, asombroso. El mágico no lugar de tu "mundar" gelmaniano tiene tralla.
Quiero que conste para el futuro que te leíamos con admiración y gozo, cuando aún eras solamente un hombre bueno y un poeta sin adornos y medallas.
Un beso grande
Tu Viktor
me tomé la libertad de poner un enlace, muy original tu poesía,
saludos!!
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