domingo, 17 de febrero de 2008

JAZZ CLUB





en las mesas de madera mal barnizadas
la música –no toda la música- pero sí algo de música
había planteado un ejercicio de resistencia
consistente en quedarse
/bastaba un paño húmedo/
asustadas desde sus nidos salían notas oscuras
y otras muy claras
se podían cribar conciertos separando el humo
el alcohol que blanquea los pechos desde adentro
el Julio aprendió a frotar las coderas
sólo para él /Stanley Clark/ le dedica Satin Doll
otros gritaban ¡zorra húmeda paño piojoso
que venga Miles labios de plata que salga!
pero nunca ocurría
mientras el Julio se enternecía a solas
con un blues espléndido

4 comentarios:

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Bastardo hijo de un dios, ¿cómo lo haces?

¿un pacto mefistofélico, una prevenda luciferina, arcangélica deuda, maravilla orfica?

pues que sepas que te odio, te odia el parnaso levantino, las siete insulas de poetambres, la república internacional de vates, trompetistas y demás dementes incallables.

con eterno rencor y envidia cochina, su ardiente lector

Viktor

Ana María Espinosa dijo...

A las cuatro de la madrugada
y el Miles labios de plata sin salir. Ea, menos mal que queda el poema de una noche con, sin? jazzzz

Julio Obeso González dijo...

Desde luego, si tuviera o tuviese o como fuera o fuese, si necesitara o necesitase algún día un comentador para mis locuras literarias, serías o "serieses" la primera opción y posiblemente la única. Gracias compi, su caliente escritor.
Julio

Julio Obeso González dijo...

Que sí Ana, sin interrogaciones, noches de jazz de las que dejan agujetas en los tobillos y en los dedos de la mano. Después las noches que se tuercen y te invade una especie de tortícolis elemental, se te agrandan los ojos (para poder mirar mejor a los músicos, no a las mujeres que hacen de la barra del bar una de ejercicios de ballet, ni por apreciar con detalle las transparencias o las opacidades de las telas, de punto muy grueso, que dejan entrever antes de llegar a la piel, colores que no contabas con ellos); y uno se carga las pilas para que la semana continúe sin tener que maldecir más de lo adecuado.
Algún día nos iremos de karaoke ¿ya te dije que Víktor canta muy bien?
Besos.
Julio

 

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