miércoles, 19 de diciembre de 2007

CONTRASTE




La indigencia colisiona contra Dios.
La exuberancia es más humana.
Hay una choza que clava su pajiza médula
en el mismo ojo del concilio.
Ved ese palacio: Un satélite forjado
a las orillas del Ganges,
en la Corea pobre, en la periferia de Hong Kong.
Ocupado en lo suyo, la inopia fluye
por la sangre de los ángeles.
La vieja receta del pan
vuelve nómada a la hoguera.
Trazar consignas cuando el cataclismo
no merece ni la tinta de su nombre
es sombra de políticos.
El hambre, no.

Julio Obeso González

1 comentarios:

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Y Dios colisiona
contra las vallas de la verguenza, contra los muros de la ignominia, contra las bacanales de los impávidos, contra la furia de los expoliadores, contra las minas de los sátrapas, contra las cuentas bancarias de los impolutos, contra los rascacielos de las siglas doradas.

Buen re-arranque del blog, con un abierto abanico, con osadía verbal y con sintáxis insumisa y beligerante con el ostracismo, la abulimia cultural, el sentimentalismo ñoño, la hueca irresponsablidad de los que tienen por corazón una cartera de billetes.

Buen paso adelante, buen salto.

Del dolor propio al dolor del mundo, de amor de los ciegos a tu claridad enamoradiza y feraz, de lo oscuro del llanto y la noche a la ternura de las madrugadas bajo sus brazos.


Buena pirueta, buen decir.

Tu Viktor

 

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