Es imposible un hombre sin paisaje. Somos lo que quieren desiertos, árboles, aceras, trenes, plazas, caminos. Un hombre sin escenario sería Dios, así de infrecuente, torpe y carismático.
Son estas horas, cuando las cosas de la vida ya están hechas o aparcadas, las del encuentro. Una lectura, un piano, la imagen deseada, un sueño sin laberintos. Alrededor de la media noche, Thelonious Monk lo intuyó, somos seres auténticos, sin guardia. Baja una niebla lechosa y el aullido voltea el tiempo: Llega la noche..
3 comentarios:
Somos, en el periplo inquieto hacia la nada, ese sorbo de color y música que pigmenta el tiempo de ser, ser de palabras y sueños.
Una nada que para alguno sería el paraiso de un Dios que Ama y para otro el rincón izquierdo de un Erial sin retorno, en la frontera.
Tu Viktor
El hombre y el camaleón
se entienden.
Buena combinación.
Que tengas buen martes
mimetizado.
Deje un poema para tí en el blog viktorgomez. Es de un poeta infrecuentado, pero el texto me parece ágil y peligroso, con más de una lectura.
Una abrazote,
Tu Víktor
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